23.10.05

Biblioteca digital Google se topa con rechazo de grandes editoriales



El proyecto de Google, el más ambicioso que el buscador líder de Internet se ha propuesto hasta la fecha, tiene tantos admiradores como detractores, y este último grupo cada vez parece tomar más fuerza en su empeño para cerrar el paso a la empresa.

Google se las tendrá que ver con la Asociación Estadounidense de Editoriales (AAP, sigla en inglés), que interpuso esta semana una demanda en la que acusa a la compañía de quebrantar la Ley de Propiedad Intelectual.

La AAP señala en su demanda que las editoriales están sufriendo un 'continuo, irreparable e inminente daño (...) debido a la infracción de las leyes de propiedad intelectual por parte de Google para perseguir sus propios intereses comerciales'.

En la demanda están representadas cinco editoriales: McGraw-Hill, Pearson Education, Penguin Group USA, Simon & Schuster y John Wiley & Sons.

La presidenta de la AAP, Patricia Schroeder, dijo que aunque reconocía lo útil del proyecto, Google está tratando de 'ganar millones de dólares aprovechándose del talento y la propiedad de los autores y las editoriales'.

'La industria editorial está unida en esta demanda contra Google y en la lucha para defender sus intereses', dijo Schroeder, quien fue representante del Estado de Colorado en el Congreso de EEUU.

La AAP sigue los pasos de la Asociación de Autores, una organización que representa a 8.000 escritores y que denunció ante los tribunales al buscador el mes pasado.

Otros grupos, como la Asociación de Editoriales Universitarias de EEUU, también han criticado el proyecto.

Google respondió a las críticas con un comunicado en el que señaló que el proyecto es un 'esfuerzo histórico para conseguir que millones de libros sean más fáciles de encontrar y de comprar'.

'La creación de un índice de libros fácil de usar es un uso justo bajo la ley de propiedad intelectual y apoya el objetivo de la ley: incrementar las ventas de libros beneficiando directamente a los propietarios de los derechos de propiedad intelectual', dijo David Drummond, consejero en asuntos legales de Google y uno de sus vicepresidentes.

La cuestión no es, por supuesto, tan sencilla, y reabre el encendido debate sobre los derechos de la propiedad intelectual en el marco de la red.

El proyecto supone formar una gran biblioteca virtual donde se alojarían volúmenes de las principales universidades de EEUU, entre ellas Harvard y Stanford, así como la Biblioteca Pública de Nueva York y la de la Universidad de Oxford, en el Reino Unido.

Este acuerdo, que pondría a disposición del usuario a través de la red 15 millones de libros, no tiene parangón.

Google anunció en agosto la interrupción del proceso hasta noviembre, y pidió a las editoriales que notificasen específicamente qué volúmenes no quieren que sean escaneados, lo que tampoco sentó bien a la AAP.

La polémica sobre el asunto ha vuelto a poner de manifiesto hasta qué punto están anquilosadas las leyes, incapaces de responder a las necesidades que han creado las nuevas tecnologías.

Los propios editores reconocen que el proyecto podría ser beneficioso para la industria si se respetasen los derechos de copyright, pero temen que Google pueda sentar un precedente.

Dicho de otra manera, si dejasen que Google se salga con la suya, otros podrían hacer lo mismo y defender estos derechos sería todavía más difícil.

Al margen de esta cuestión, se encuentra el comportamiento de una empresa a la que muchos no dudan en tachar de arrogante y presuntuosa.

'El punto principal de la ley es que tú eres capaz de decidir lo que es bueno para ti. ¿Por qué va a ser Google quien tenga que decidirlo por nosotros?', señaló Schroeder.

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